El partidito que ayer de nuevo nos ofreció el Sevilla dolió al Sevillismo, humilló al Sevillismo, defraudó al Sevillismo, pero lo que no hizo fue pillar de sorpresa al Sevillismo, y aunque parezca lo contrario, esto es lo importante, esto es lo verdaderamente alarmante y peligroso.
La imagen que dió ayer el Sevilla en Valencia dolió y mucho al Sevillismo, pero NO sorprendió en absoluto.
Que tu equipo te defraude, que de una imagen lamentable, que no esté a la altura del escudo y la camiseta que llevan duele y mucho, pero que tú, Sevillista, ya esperes que eso ocurra y que desgraciadamente ocurra es mucho peor.
Es peor porque cuando tu esperas que ocurra, y eso que siempre hay un rinconcito en tu corazón que te dice que hoy si puede ser, es porque ya ha ocurrido con demasiada asiduidad y peor aún, que habiendo ocurrido tantas veces no se hayan tomado las medidas oportunas para revertir la situación.
El equipo como equipo no existe, es débil, frágil, sin espíritu y sin la actitud necesaria para afrontar cualquier tipo de competición, no se puede saltar a un campo de fútbol esperando que las cosas te vayan bien sin poner nada de tu parte para ello.
Pero repito, lo peor es que no se toman medidas para atajar esta sangría. El equipo se desangra y nadie pone un torniquete o cura la herida, aunque la herida sea ya demasiado grande y esté abierta en distintos frentes.
Urge tomar una drástica medida, una decisión firme y que haga cambiar el rumbo de los acontecimientos que se están viviendo. Si os dais cuenta, el discurrir del Sevilla sigue el guión de los equipos de arriba en las temporadas en las que descienden, comparen con el mismo Sevilla, Atlético de Madrid, Villarreal, etc etc…
No me voy a remontar a la época gloriosa, a esas dos temporadas en las que el equipo deslumbraba y nos hacia presumir(sentirme me siento siempre) orgulloso de su juego y de su actitud, no, no voy a esa época, esa época, esos logros fueron el resultado, el fruto de una trayectoria, de una forma de trabajar, de una forma de hacer totalmente distinta y opuesta a la que tenemos hoy en día.
Una forma de trabajar que empezó desde abajo, desde la ruina, desde la miseria en las cuentas (no creo que tardemos mucho en llegar al mismo sitio) pero que tenia un capital humano que entregaba lo mejor de si mismo y que anteponía su SEVILLISMO por encima de todo.
Un equipo de personas que desde todos los estamentos del club iban a muerte por el Sevilla, cosa que quieras o no, contagia a los que siempre hemos estado entregados, a la afición. Fue esa unión, fue esa entrega, fue ese “ a mi pa ganarme me tienes que matar” que magistralmente se les inculcó a los jugadores, el que sembró para que se recogiera su fruto en forma de títulos y admiración mundial.
Es imposible, creo yo, que vuelva esa forma de trabajar si todos, TODOS, y no me estoy refiriendo a la afición, no vuelven a retomar la actitud que nos llevó a sembrar.
¿ Os imagináis a Joaquín Caparrós viendo un video que le traiga Victor Orta de un futbolista y que este termine con nuestra camiseta? ¿ os imagináis a los representantes de Doyen contándole las bondades de tal futbolista a Joaquín?
Menos personal en la nómina de la secretaría técnica, menos intermediarios, menos desplantes a la afición, menos futbolistas con sueldos de champions y rendimiento de segunda, mas entrega, mas actitud, mas horas de trabajo para que sean esas dos o tres personas las que vean a los jugadores que tienen que venir.
Si al final hasta parece fácil, ¿verdad?