Perdonad los que lo hayáis hecho, pero creo que elaborar una explicación futbolística, táctica o simplemente soportada por argumentos deportivos es un error y en el caso de los periodistas que lo están haciendo así, es una mezquindad, es de ser ruin, es un análisis ventajista, mentiroso y canalla.
En el deporte el factor mental es tan o más importante que el físico, técnico o táctico. Para competir bien, para ganar o al menos estar en disposición de ello es imprescindible tener un estado de ánimo que habilite para ello, el deportista ha de poseer un equilibrio mental, una buena motivación y sobre todo saberse y sentirse capaz de conseguir el propósito deseado.,
Los jugadores del Sevilla consiguieron sobreponerse al despropósito arbitral del primer partido, llegaron a Madrid con confianza en sus posibilidades, ambición y muchas ganas de conseguir su objetivo, estaban convencidos de la necesidad de sacrificarse, luchar y estar concentrados, pensaban que de hacer esto y hacerlo bien, podrían vencer.
Salieron con este ánimo y con esas ganas, pero pronto descubrirían la realidad: hacer bien o hacer mal su trabajo obtendría el mismo fruto, la eliminación. En el campo había un corresponsal de la Federación Española de Fútbol cuyo trabajo consistía en impedir la eliminación del Real Madrid. Cada falta del Sevilla era sancionada, mientras que a los jugadores del Madrid se les aplicaba otro rasero, metemos otro gol, señores, otro gol que en justicia nos pondría 2-1 en la eliminatoria y con un tanto fuera de casa y decide el corresponsal federativo que ese gol tampoco vale, nos machacan a tarjetas mientras que a ellos el árbitro les devuelve el balón cada vez que uno de ellos lo pierde y levanta la manita en pose de reclamación……. y así todo el partido.
Esta realidad hace que nuestros jugadores estén en el campo por estar, todo el trabajo previo, la convicción y las ganas desaparecen y se limitan a pasar los minutos con la cabeza arriba, con dignidad y orgullo, pero sabiendo que no había nada que hacer, que no teníamos ninguna posibilidad, que cada gol que pudiéramos conseguir no subiría al marcador y que cada enfrentamiento por el balón terminaría con una sanción en contra del equipo sevillista.
Claro que el Sevilla no es perfecto como equipo de fútbol, claro que hay cosas que se podrían hacer mejor, claro que sí, pero ningún equipo ni deportista individual del mundo se podría sobreponer a lo que nuestro club y nuestros jugadores han tenido que soportar.
La competición deportiva se basa en el concepto de igualdad. Es una lucha entre iguales en las mismas condiciones por un objetivo. Cuando no hay igualdad no hay competición, es otra cosa, pero no competición. Por ello, yo me habría sentido reconfortado, dignificado y representado si el Sevilla en el descanso, en vistas de que no había competición alguna, que lo que estaba teniendo lugar era otra cosa, se hubiese quedado en el vestuario y no hubiera comparecido a disputar la segunda parte de la pantomima a la que hemos asistido. Si eso hubiese pasado, yo me habría plantado en el aeropuerto a jalear a mis jugadores, técnicos y directivos.
Por lo expuesto, yo quiero agradecer a mis jugadores la entereza, la entrega, el ánimo, el afán y señores, los cojones que han tenido. Gracias equipo, gracias por representar dignamente a mi escudo, el domingo cuando salgáis al campo tendréis mi ánimo y mi reconocimiento, me van a doler las palmas de aplaudiros.